¿Por qué es mejor obtener un cheque o pagaré de tu cliente?


Ya sabemos que para vender a los clientes es necesario hacerlo con cobro diferido casi siempre. Por eso se dice que no sólo vendes tu producto o servicio, sino también el propio crédito que concedes al deudor. Y esto también hay que gestionarlo bien.

Cuando tras realizar una venta recibes un cheque o un pagaré, tienes en tus manos un crédito documentado, y también un reconocimiento de deuda, si bien necesitarás al mismo tiempo disponer de otros documentos que acrediten la entrega de la mercancía o la prestación del servicio, como albaranes, mediciones o certificaciones de obra (porque sin esto último, el cliente podría aducir que te ha enviado el documento de pago de buena fe, pero que no ha obtenido el servicio ni recibido la mercancía…).

Cuando tienes un pagaré devuelto o un cheque sin fondos, el deudor generalmente tiene muchas menos excusas para no hacer frente a la deuda. Además, lo cierto es que implica un mal comportamiento del cliente, que no es que se limite a retrasar el pago, sino que directamente impaga. No olvides que tienes un documento firmado por él que indica el importe y la fecha en que debe ser pagado. En esas condiciones, tienes mayores posibilidades de presionar al deudor moroso.

Juicio cambiario y RAI

Si tu cliente no quiere hacer frente a la deuda, el cheque sin fondos o el pagaré devuelto te facultan para interponer una demanda a través de juicio cambiario. Otro perjuicio para el deudor es su aparición en el Registro de Aceptaciones Impagadas (RAI). Sin embargo, no todo es positivo, puesto que extender cheques sin fondos no es considerado delito en España.

Hay una razón muy extendida en España entre los  acreedores para prescindir del cheque o del pagaré: que dependes de que el cliente te lo mande, y por tanto asumes el riesgo de no recibirlo nunca, o muy tarde. Por eso muchas empresas prefieren la domiciliación bancaria, a pesar de que no dispone de la misma calidad reclamatoria.