El seguro de crédito es el sistema más fiable después del pago por adelantado o la solicitud garantías bancarias para protegerse frente a los riesgos de incobrables e insolvencias concursales.
Es una modalidad que permite transferir los riesgos de facturación impagada a un tercero. Proporciona una cobertura a las empresas contra las pérdidas sufridas por la insolvencia o morosidad de sus clientes, tanto si venden productos como servicios.
Las empresas españolas son conscientes de las ventajas del seguro de crédito, puesto que el mercado español es el cuarto más importante por volumen, después de Alemania, Francia y Estados Unidos. Crédito y Caución es el líder histórico de este mercado, con una cuota de mercado que supera el 55%.
El seguro de crédito es una modalidad aseguradora que tiene como objeto indemnizar al asegurado las pérdidas derivadas de la falta de pago definitiva de sus clientes.
En el seguro de crédito existe el principio de coparticipación, lo que significa que el asegurado debe participar en la cuantía de las pérdidas que se produzcan debido a los créditos incobrables. Esto es así para estimular su interés en controlar activamente el riesgo de impago de sus clientes y no incurrir en prácticas comerciales viciadas o caer en un cierto laxismo en lo referente a la gestión de créditos. Por este motivo, suele cubrir un porcentaje de las insolvencias que suele estar entre el 70 y el 90% de los créditos incobrables y que queda acordado contractualmente en la póliza.
Se aseguran todas las operaciones comerciales a crédito que pueda hacer el asegurado. El asegurador clasifica el riesgo y notifica al asegurado las operaciones garantizadas, qué clientes quedan cubiertos por el seguro de crédito y hasta qué importe.
Para que el seguro de crédito sea operativo, debe mantenerse siempre el equilibrio entre las primas pagadas y las indemnizaciones percibidas.
Una vez contratado el seguro, es conveniente que el Credit Manager, o el departamento administrativo y/o comercial de la empresa asegurada trabaje conjuntamente con su mediador para reducir los riesgos de impago y mejorar las coberturas de la póliza
Al asegurar sus ventas a crédito, la empresa proveedora adquiere automáticamente un departamento de riesgos externo, que estudia, analiza y clasifica a cada uno de sus nuevos clientes (y también a los clientes actuales). El asegurador realiza un control permanente de todos los clientes, lo que permite adoptar medidas dirigidas a la reducción del riesgo de morosidad. Gracias a esta gestión diaria, para la que es fundamental el auxilio del mediador especializado, el proveedor tiene una cartera de clientes saneada.
El seguro de crédito también ofrece un excelente servicio de prospección comercial, ya que facilita al asegurado plantearse la venta a nuevos clientes o penetrar en nuevos mercados asumiendo un riesgo mínimo. Gracias al seguro de crédito, las empresas, incluso las más pequeñas, pueden abordar nuevos sectores, nuevos países o iniciar la penetración en nuevos mercados más lejanos (incluso en países remotos) en los que carezca de experiencia y que sin el seguro de crédito no sería prudente empezar a trabajar.
Cuando firma la póliza, la empresa asegurada adquiere unas obligaciones.
En resumen, el seguro de crédito proporciona una protección contra los morosos y deudas incobrables, pero además una tranquilidad y una seguridad de que sus ventas están cubiertas. Ningún concurso de acreedores, suspensión de pagos o quiebra de un cliente debe colocar al asegurado en una posición crítica.
Además, el seguro de crédito es para el asegurado una herramienta de gestión comercial, que sirve tanto para mantener un control sobre la calidad de su cartera de clientes como para encontrar buenos nuevos clientes o prospectar en mercados desconocidos.
Por último, proporciona una gestión profesional de recobro de deudas, que transforman la deuda en dinero efectivo y que se abonan íntegramente al asegurado.
El seguro de crédito constituye un sistema integral de gestión del riesgo comercial, basado en la protección frente a la morosidad.